DRAGONES EN LA OBRA DE JOHN R. R. TOLKIEN
Aparición de los Dragones en la Tierra Media
En la Enciclopedia de la Tierra Media se dice al respecto:
El «Quenta Silmarillion» narra cómo, en la Primera Edad del Sol, Morgoth, el Enemigo Oscuro, se escondió en los Pozos de Angband y creó sus obras maestras malignas a partir del fuego y la hechicería. Las tenebrosas joyas del genio de Morgoth fueron los grandes gusanos, llamados dragones. Los hizo de tres clases: grandes serpientes que reptaban, reptiles que andaban y los que volaban con alas como las de un murciélago. De cada clase existían a su vez dos tipos: los dragones del frío, que luchaban con sus garras y colmillos, y los fantásticos urulóki o dragones de fuego, que destruían con su aliento ígneo.
En el Silmarillion se narra la aparición del primero de los dragones: Glaurung
.. al cabo de cien años, Glaurung, el primero de entre los Uroloki, los dragones de fuego del norte, salió una noche por las puertas de Angband. Era joven y aún no se había desarrollado del todo, porque lenta y larga es la vida de los dragones, pero los Elfos huyeron acobardados hacia Ered Wethrin y Dorthonion, y el corrompió los campos de Ard-galen.
Glaurung era llamado el padre de los dragones pero esto no necesariamente querría decir que de él descendieron todas las razas de los dragones, sino que al ser el primero de los dragones que conocieron los elfos, lo consideraron el más viejo de todos.
Los dragones alados recién hacen su aparición en “La Guerra de la Cólera”. En ella se narra como Ancalagon el Negro, el primero de los dragones alados de fuego, y otros de su raza salieron de Angband como poderosas nubes de viento y fuego, cuando se realizó la última defensa del reino de Morgoth. Ancalagon fue derribado y otros dragones de fuego resultaron muertos o huyeron, y hasta la Tercera Edad del Sol las historias de la Tierra Media no vuelven a hablar de ellos.
Sin embargo, esto no querría decir que estos dragones fueran descendientes de Glaurung porque en el Silmarrillion dice: “..Morgoth se amilanó, y no se atrevió el mismo a salir a la batalla. Pero lanzó sobre el enemigo el último ataque desesperado que había previsto, y de los abismos de Angband salieron los dragones alados que habían estado ocultos hasta entonces; y tan súbita y ruinosa fue la embestida de la terrible flota, que el ejército de los Valar retrocedió, porque los dragones venían junto con grandes truenos y relámpagos, y una tormenta de fuego”. Es decir, habían permanecido ocultos para los ojos de los enemigos de Morgoth, pero podrían se tan antiguos como los dragones no alados.
Origen de los Dragones de la Tierra Media
Para poder comprender la verdadera la naturaleza de los Dragones, lo primero que hay que recordar es que de acuerdo a la Mitología de la tierra medía, Morgoth, desde que se rebeló al canto de los Ainur no podía hacer nada que tuviera vida propia, ni apariencia de vida. Es decir, no tenía un verdadero poder de Creación, sino más bien, como el mismo Tolkien lo dice en una de sus cartas, un poder de Sub-creación basado en corromper el cuerpo y alma de los seres de la tierra media, tal como lo hizo con los elfos, o los Ents, y de cuyos experimentos derivaron los Orcos y los Ents. Ahora bien, considerando esto último queda claro que solo queda una explicación para el origen de los Dragones: Estos son producto de la corrupción a través de fuego y hechicería de animales creados por los Valar, sin embargo, no encontramos luces al respecto en el Silmarillion ni en otros libros de la Historia de la Tierra Media.
Características de los Dragones de Tolkien
Los dragones de la Tierra Media estaban protegidos por escamas de hierro impenetrables. Sus colmillos y zarpas eran como estoques y jabalinas. Los dragones alados barrían la tierra con vientos huracanados, y los dragones de fuego lanzaban llamaradas escarlatas y verdes que lamían la tierra y destruían todo a su paso. Tenían la vista más aguda que la de un halcón y nada de lo que veían podía escapárseles. Poseían un oído capaz de captar el sonido de la más tenue respiración del enemigo más silencioso, y un olfato que les permitía identificar a cualquier criatura por el más mínimo olor de su cuerpo. Eran famosos por su inteligencia, pero tenían los defectos de la vanidad, la glotonería, la mentira y la ira. Al haber sido creados principalmente con los elementos de la hechicería y el fuego, los dragones evitaban el agua y la luz del día. La sangre de los dragones era negra, y un mortífero veneno, y los vapores de su peste de gusano hedían a azufre y cieno ardientes.
La hechicería fluye por sus venas y por su sangre cáustica, de manera que a su poderío físico sin igual los dragones añaden el poder de dominar la mente de los seres inferiores; pocos seres han podido mirar a los ojos de un dragón y escapar ilesos de la experiencia.
También como reflejo de la mente de su Señor, los dragones adoran la belleza de las artesanías por encima de todo y se dedican a amasar inmensos tesoros en su cavernas y palacios subterráneos; siempre robados.
Ancalagon “El negro”
Ancalagon fue el primero y el mayor de los dragones alados. Lo llamaban Ancalagon el Negro y fue criado en los Pozos de Angband por Morgoth, el Enemigo Negro, en la Primera Edad del Sol. El nombre significaba «fauces desbocadas» y, cuando fue lanzado por vez primera al mundo durante la Gran Batalla, su enorme silueta ocultó la luz del sol. Durante un tiempo, pareció que Ancalagon y sus legiones de dragones de fuego alados serían capaces de vencer a los Valar, pero en el momento decisivo las Águilas gigantes y Eärendil el Marinero, en su mágica nave voladora, se unieron a la refriega y mataron a Ancalagon. Tan grande era el peso del dragón que, cuando cayó, las torres de Thangorodrim quedaron destruidas y los Pozos de Angband reventaron bajo él. Thangorodrim eran las montañas de la tiranía levantadas por Morgoth por sobre Angband.
…así se puso fin al poder de Angband en el Norte, y el reino maldito fue reducido a nada; y de las profundas prisiones una multitud desesperanzada de esclavos emergió a la luz del día y contemplaron un mundo que había cambiado. Porque tan grande era la furia de esos adversarios, que las regiones septentrionales del mundo occidental se habían partido, y el mar entraba rugiendo por múltiples grietas, y había mucho ruido y confusión, y los ríos perecieron o buscaron nuevos cursos, y los valles se levantaron y las colinas se derrumbaron, y ya no había Sirión.
Dentro de este contexto se podría clasificar a Ancalagón como una Dragón fundacional/telúrico que explica el motivo de la geografía de esa zona de la tierra media; así como el porque de la desaparición de algunos reinos de los enanos. Sin embargo, a la vez cumple el rol de un dragón epopéyico, pues es la prueba final a la que Earendil se tiene que enfrentar para acceder a la Inmortalidad.
Con el Silmaril ceñido en su frente, y con el poder de vuelo concedido a su mágica nave, Eärendil mató a Ancalagon el Negro, el mayor dragón que jamás había visto el mundo. Después de acabada la Primera Edad, Eärendil guió a los edain supervivientes al nuevo reino insular de Númenor. Desde ese momento, Eärendil fue destinado a surcar permanentemente el firmamento con Vingilot. Se lo llamó Estrella del Crepúsculo y «llama del oeste», y el Silmaril que llevaba en su frente brilló en el cielo nocturno para siempre.
Glaurung “El Dorado”
También conocido como el gran Gusano o el Gusano de Morgoth, era el principal de los dragones de fuego, los urulóki, creados por Morgoth en Angband, el Padre de los dragones. Aunque no pertenecía a la raza de los alados, Glaurung fue el principal terror de su época. Criado por Morgoth en Angband apareció aproximadamente en el año 260 de la primera edad, pero no estaba listo , lo expulsaron los arqueros montados conducidos por Fingon. Morgoth tenía en elevada estima al Padre de los Dragones, pues lo consideraba su servidor más afín en mente perversa y negro corazón. Le otorgó el mando supremo sobre los Orcos y los Gusanos de su propia estirpe, y con ellos surgió de nuevo en la Dagor Bragollach. Arrasó Beleriand, tomó Nargothrond, e hizo de esta fortaleza élfica su guarida.
Túrin Turambar, el guerrero humano a quien hechizó perversamente, terminó por darle muerte con la espada élfica Anglachel (que Túrin rebautizó con el nombre de Gurthang), emboscándole por debajo de su vientre cuando el Gran Gusano atravesaba un desfiladero.
Glaurung es claramente un dragón epopéyico. Representaba todos los poderes malignos y las fuerzas destructores de su creador, Melkor. Además representa el destino ineludible de Túrin, que no puede escapar de la maldición de Sauron como queda claramente reflejado en la palabras de su hermana y esposa Niniel cuando Glaurung la libera de su hechizo antes de morir y ve el cuerpo de Túrin aparentemente muerto a los pies del dragón: “…¡Adiós, amado dos veces! A Túrin Turumbar: ¡amo del destino, por el destino dominado! ¡Feliz de ti, que estás muerto!
La aventura de Turin, un héroe trágico a diferencia de Eärendil, llega a su climax en el enfrentamiento con el dragón, pero la muerte del dragón no se convierte en victoria debido a la Maldición de Melkor. En el libro El Señor de los Mitos se menciona: ¨Glaurung significa la liberacion del pasado. La verdad sale a la luz y la inocencia de Nienor queda hecha trizas. Entiende que en la pureza de su ignorancia se ha desposado con su hermano. Glaurung era el custodio de su virginidad y su muerte significa para ella el pado de la niñez a la vida adulta. La fusión del héroe con la fuerzas femeninas ha fracasado y las fuerzas creadoras se vuelven destructicas y violentas. El equilibrio de Turin y Nienor se transforam en culpa y locura”.
La gesta de Turin no es recordada como una gesta que inicia un periodo de mayor luz en la tierra media como si sucede con Eärendil, sino que es contada como una gesta de fin trágica, lamentando el triste final que tiene Turin.
Smaug
En el siglo veintiocho de la Tercera Edad, el mayor dragón de la época atacó el reino de los enanos en Erebor, procedente del norte. Este dragón de fuego alado se llamaba Smaug el Dorado. Smaug arrasó el reino de los enanos y durante dos siglos gobernó Erebor sin que nadie lo desafiara. Pero, en el año 2941, un grupo de aventureros llegó a la montaña: doce enanos y el hobbit Bilbo Bolsón. Cuando Smaug se vio hostigado por ellos, asoló con su fuego la región, pero en Esgaroth, sobre el Lago Largo, resultó muerto por un Hombre del Norte, Bardo el Arquero. Se rumoreaba que los dragones siguieron viviendo durante muchos siglos en el desierto septentrional, más allá de las Montañas Grises, pero ninguna historia vuelve a referirse a estas malignas aunque magníficas criaturas.
Smaug es el dragón que más se asemeja a los dragones occidentales; pero en este caso el premio del matador del dragón, Bardo, es convertirse en el rey de su pueblo, y de tomar esta historia como una narración mítica, su función habría sido la de adjudicarle autoridad a la institución Monárquica y las leyes de sucesión.
Bilbo, por otro lado alcanza su propia gesta y regresa a casa con parte del tesoro que antes guardaba el dragón.